EDUCACIÓN Y EVOLUCIÓN COLECTIVAS PARA CONSEGUIR LA AUTONOMÍA DE LAS MUJERES. Por Judith Tomás 2C.
EDUCACIÓN
Y EVOLUCIÓN COLECTIVAS PARA CONSEGUIR LA AUTONOMÍA DE LAS MUJERES.
Para
alcanzar la autonomía de las mujeres y una sociedad igualitaria
según S. de Beauvoir debemos plantear y tener en consideración los
siguientes aspectos: ¿Qué cambios dentro del sistema laboral son
necesarios? ¿Qué educación deberían recibir niñas y niños?
¿Cómo influye recibir una educación sexual coherente? ¿Qué
factor conllevaría a cambios morales sociales y culturales? Y, por
último, ¿la sociedad deseada por Simone de Beauvoir es una utopía?
Cuando
nos referimos a educación y evolución colectivas para conseguir la
autonomía de las mujeres, significa que es necesario un cambio.
Simone de Beauvoir estudió con rigurosidad la situación de la mujer
en su época y podemos comprobar que la mujer siempre ha estado
situada en una posición de inferioridad respecto al hombre. Esta
situación se lleva dando desde los comienzos de la historia humana
y, poco a poco, las mujeres hemos ido tomando las riendas y rompiendo
los roles de género para conseguir una sociedad más justa. En su
libro El
segundo sexo
lleva
a cabo una reflexión en cuya conclusión se dan las pautas que
llevarían a conseguir la sociedad igualitaria, que pasaremos a
desarrollar a continuación.
El
sistema laboral contemporáneo a Simone de Beauvoir necesitaba muchas
mejoras. Actualmente, siguen existiendo muchas grietas que no
permiten a la mujer desarrollarse y, sobre todo, “liberarse” de
la maternidad. La conciliación del trabajo productivo con el
reproductivo es uno de los elementos fundamentales para conseguir la
autonomía de las mujeres. Esto solo es posible si el trabajo
productivo cumple determinadas condiciones y el reproductivo no recae
exclusivamente en ellas. Por ejemplo, establecer bajas de maternidad
y de paternidad igualitarias; mismos días, mismas oportunidades. Por
otro lado, facilidades en el trabajo respecto del cuidado de los
hijos; si es necesario faltar al trabajo porque tu hijo tiene fiebre,
que no haya consecuencias negativas. También deberíamos tener en
cuenta cómo se organiza la unidad familiar para que, en conclusión,
no vuelva a recaer todo sobre la mujer. Es más, hubo una sociedad
que intentó llevar a cabo este proceso.
Simone
de Beauvoir creyó firmemente en la revolución soviética y pensaba
que el mundo socialista podría conseguir esa conciliación señalada
al apostar por una sociedad sin clases que concibiese la justicia
como igualdad. Creía que se pondría fin a la explotación de
trabajadores y trabajadoras y, además, que la organización social
liberaría a las mujeres de las cargas del trabajo reproductivo. Aun
y todo, esta revolución no triunfó por lo que no podemos comprobar
si realmente sucedería como está planteado o permanecería en
sociedad ideal pero no real.
Otra
cuestión a tratar sería la educación; es necesario una educación
realmente igualitaria para conseguir llevar a cabo una evolución
colectiva, ya que si solo se consigue en casos excepcionales no se
pueden producir cambios en las costumbres que hagan sucumbir de
manera generalizada los modelos desiguales anteriores. Se ha de
establecer un sistema educativo mixto; niñas y niños deben
compartir espacios desde pequeños, ser tratados sin distinciones y
acceder al mismo tipo de formación. Por ejemplo, en España, el
franquismo prohibió la escuela mixta y hasta 1970 con la reforma de
la Ley General de Educación no se anuló. Entre otros hechos, esto
propició un retraso social y cultural enorme y, como consecuencia,
las mayormente afectadas fueron las mujeres. Al disgregar la
educación por sexos, corremos el riesgo de que los hombres salgan
con una mejor preparación que las mujeres.
Actualmente,
en España, en las últimas elecciones al parlamento andaluz, el
partido ultraderechista VOX consiguió 12 escaños. Entre sus
propuestas electorales, encontramos ideas contra el feminismo, los
derechos de la mujer y el colectivo LGTBI+ tales como: derogar
la Ley de Violencia de Género para promulgar una de violencia
intrafamiliar, suprimir "organismos feministas radicales
subvencionados" o sacar el aborto de la sanidad pública y
defender "la vida desde la concepción hasta la muerte natural".
Ideales extremistas como estos, según Simone de Beauvoir acabarían
desarrollándose en la educación propiciando la sumisión de la
mujer. Por tanto, no solo hablamos de propiciar una educación mixta
sino también qué valores e ideas transmitiríamos en esta.
Por
otro lado, se ha de plantear una educación sexual coherente. Es
importante no encerrar la sexualidad dentro de tabúes represores y
enseñar a niñas y niños a aceptarse sin complacencia y sin
vergüenza. El resultado será que hombres y mujeres puedan elegir el
modo de desarrollar su erotismo, asumiendo de manera auténtica su
situación con lucidez, generosidad y libertad. Además, si las
relaciones sexuales no se basan en el intercambio entre seres que se
reconocen como semejantes, se tiende a cosificar al otro, asumiendo
solo uno el papel de sujeto activo.
Respecto
a cómo garantizar el desarrollo pleno de la mujer, la respuesta está
en la autonomía económica. Solo esta puede conseguirlo, sin
embargo, no lo produce de manera inmediata. La transformación de su
condición económica ha de producir unas consecuencias morales,
sociales y culturales para que surja la mujer nueva. El hecho de que
las mujeres pudieran abrir sus propias cuentas bancarias conllevó a
una liberación que había sido reprimida durante muchos años sin
ningún argumento sólido de base y en España se consiguió en 1975.
Me
gustaría plantear el tema de la prostitución en Simone de Beauvoir,
¿estaría a favor o en contra? Tal y como conocemos actualmente la
prostitución, Simone de Beauvoir estaría en contra porque ninguna
de esas mujeres están ejerciendo su libertad. Se encuentran en una
situación esclavista donde son utilizadas como medio para un
beneficio económico ajeno a ellas. Por
otro lado, imaginemos la hipotética situación de que alcanzáramos
la sociedad igualitaria con la que sueña Simone de Beauvoir. En ese
caso, una mujer al recibir educación sexual y estar más informada,
tiene libertad de elección. Podría elegir ser prostituta, está
ejerciendo su libertad. Y teniendo en cuenta que el cliente la
reconociera como semejante y la respetara, seguiría teniendo
libertad. En dicha situación, Simone de Beauvoir estaría a favor de
la prostitución.
También
podría darse la situación en la cual, una vez alcanzada la sociedad
igualitaria, la mujer no se plantee ser prostituta porque tiene
igualdad de condiciones en otro tipo de trabajos. Actualmente, hay un
problema añadido porque aunque se sabe que existe un gran problema
en este ámbito no se hace nada al respecto. Por ejemplo, está
prohibido vender cualquier parte u órgano de tu cuerpo para así si
estás en una situación de pobreza extrema no se llegue al punto de
venderla para sobrevivir. La única manera de desprenderse de alguna
de estas de tu cuerpo es mediante la donación, que no tiene ningún
ánimo de lucro. ¿Por qué entonces si se puede comercializar un
cuerpo convirtiéndolo en objeto?
Tras
esto, podemos llegar a la conclusión de que el tema de la
prostitución depende del contexto social en el que se dé. Simone de
Beauvoir, filósofa de tendencias existencialistas, examinaría caso
por caso para detectar si la situación priva o no de libertad a la
mujer. Otro ejemplo sería la Antigua Grecia. Allí existía otro
entendimiento de la vida sexual y las prostitutas al fin y al cabo
eran las únicas mujeres que tenían el derecho de gestionar su
propio dinero y como bien dice Simone de Beauvoir, para garantizar el
desarrollo pleno de la mujer, solo es posible mediante la autonomía
económica. Es un aspecto con numerosos puntos de vista y diferentes
conclusiones.
Por
último, planteamos si es o no una utopía la sociedad igualitaria.
Es verdad que podemos afirmar que la situación de la mujer tal y
como nos la planteó Simone de Beauvoir ha mejorado hasta a día de
hoy. Sin embargo, eso no nos libra del enorme trabajo que aun no
queda por delante. Como bien dice, la liberación de la mujer es un
proceso lento y que necesita de la evolución colectiva para no
autocoartarnos. Tal vez eso sea lo más difícil, conseguir el apoyo
de todos y todas para alcanzar la utópica sociedad igualitaria, la
cual cosa Simone de Beauvoir es plenamente consciente mientras
escribió El
segundo sexo.
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