El factor cultural como factor decisivo en el análisis de las causas de la opresión de la mujer. Por Raúl Ferrández. 2ºB.


El factor cultural como factor decisivo en el análisis de las causas de la opresión de la mujer. Por Raúl Ferrández, 2B. 
(Este trabajo es de lectura recomendable aunque carece de información relevante)

Para un desarrollo adecuado de la temática de la redacción creemos importante responder a las siguientes cuestiones: ¿la mujer es relegada a la condición de Alteridad por naturaleza o por cultura?, ¿qué se entiende por cuerpo humano?, ¿cómo se estableció la jerarquía de los sexos?, ¿existen factores que puedan determinar la evolución de la condición de las mujeres?, ¿cómo se sitúa la mujer en la sociedad? A continuación comenzaremos por explicar el tema de la redacción sirviéndonos de un ejemplo empleado por la misma Simone en su obra.

En su obra “El segundo Sexo”, Simone nos presenta el ejemplo de Hua Mulán, la protagonista de una leyenda china. Mulán, se disfraza de hombre para ocupar el lugar de su anciano padre en el ejército. Tras cumplir su servicio en el ejército, el Emperador le ofrece los más altos honores. Sin embargo, Mulan no desea seguir en el ejército, y pide sólo un burro para volver al hogar paterno. Cuando sus antiguos compañeros del ejército acuden a visitarla, quedan impactados al verla vestida como una mujer, pues pareciera que la finalidad del cuento es denunciar la discriminación que sufre la mujer, no por razones de naturaleza, sino por razones de convención o cultura. De hecho en el primer capítulo de El segundo sexo, Simone de Beauvoir rechaza con rotundidad que la opresión esté justificada por  características biológicas o naturales, o por la servidumbre de la reproducción o maternidad. En ese capítulo Simone analiza el mecanismo reproductor de muchas especies de animales comparándolas con las del hombre con el objetivo de mostrar que la naturaleza biológica no justifica la discriminación cultural que sufre la mujer. Por tanto, para Simone, ser mujer, no implica necesarimente tener hijos ni ser esclava del varón.  Denuncia así el carácter ideológico de mantener la subordinación de la mujer

Para Beauvoir, el cuerpo “no es una cosa, es una situación: es nuestra forma de aprender el mundo y el esbozo de nuestros proyectos.” Por lo tanto, según está afirmación, el cuerpo humano es siempre cuerpo vivido, es decir, se encuentra envuelto de los valores que le confiere cada individuo. Y cada individuo se encuentra en un contexto ontológico, económico, social y psicológico. La respuesta a la pregunta de por qué la mujer es Alteridad, depende del contexto cultural en el que se desenvuelva y de las oportunidades que se le presenten a la mujer para ejercer su libertad. Dicho esto, podemos afirmar que el factor cultural es decisivo en el análisis de las causas de la opresión de las mujeres. La clave de esta opresión proviene de la prehistoria, ya que durante estos tiempos los hombres tenían el privilegio de la fuerza física, todo lo contrario que las mujeres, las cuales sólo estaban al servicio de la reproducción, y por esta razón no podían arriesgar sus vidas ni en la caza ni en las guerras que era donde se hacían méritos para ser acreditado como valeroso.  Todo ello habría establecido una diferencia fundamental entre las capacidades de desarrollo de los dos sexos. Esto hacía que los varones sometieran a las mujeres a partir del  reconocimiento que ellas le otorgaban por sus azañas, azañas que a ellas les estaban prohibidas por el contexto cultural, limitando sus posibilidades de actuar. De esta manera  los hombres se afirman como sujetos que libremente construyen su personalidad, y las mujeres son relegadas a la condición de OTRAS,  es decir, aquellas a las que los hombres, los sujetos, les han adjudicado la condición de servirles, reconocerles, y ser madres de sus hijos, negándoles el mayor tesoro de la existencia: la libertad. 

Para que sea posible establecer la igualdad entre los dos sexos y que las mujeres puedan realizarse como ser humano, la evolución de la condición de mujer dependerá de dos factores: la participación de las mujeres en la producción y la liberación de actuar como siervas de la reproducción, lo que permitirá la apertura de las posibilidades vitales de las mujeres. Para Beauvoir, el control por parte de la mujer de su propio cuerpo es una condición necesaria para que pueda asumir el papel económico y así la conquista total de su persona.

Cabe destacar que el factor de la intervención cultural desde la infancia, es la causa del abismo que posteriormente separa a hembras y varones. En esta intervención cultural, la niña aparece engañosamente privilegiada: se la mima más, se le permiten más manifestaciones de fragilidad y sensibilidad; por el contrario, el  niño comprenderá pronto que para él hay designios más importantes que los que se plantean para las niñas, esto le hace comprender que él pertenece a la casta superior, ya que desde muy pronto se le transmite el orgullo por su virilidad, que se encarnará en el hecho de tener pene. Por otra parte, la niña al descubrir que no tiene pene, renuncia a ciertas actitudes "viriles". Es importante recalcar que el concepto de la alteridad de la mujer también se encuentra presente en el desarrollo del erotismo en la adolescencia, marcado de manera diferente por el contexto social para chicos y chicas; mientras que en los chicos se potencia la actuación y la iniciativa, en las chicas destacan la pasividad y la dependencia; en definitiva, a ellos se les confirma en su papel de sujetos y a ellas se las dirige hacia el papel de objeto. Es por esto que la sexualidad de la mujer está considerada por el conjunto de la situación, que incluye el contexto social y económico, siendo siempre ambos sexos sujetos situados.

Aristóteles era partidario de las leyes que otorgaban de forma automática el patrimonio personal de una mujer a su marido. Pensaba que en algunas ocasiones, los hombres eran líderes, o que ambos, hombres y mujeres, poseían capacidad de decisión, pero las mujeres carecían de autoridad. Sin embargo, Platón reconoce una misma naturaleza para el hombre y la mujer y debido a esta igualdad en su naturaleza, para él es lógico que tuviesen las mismas oportunidades a través de una educación igualitaria. El filósofo Stuart Mill, toca un punto importantísimo, el Derecho al Voto para la mujer, que para él representaba la solución de la cuestión femenina. Una vez suprimidas estas restricciones, las mujeres superarían su sometimiento y alcanzarían su emancipación. En este contexto, Simone de Beauvoir reclama la igualdad entre hombres y mujeres por encima de los condicionantes biológicos y culturales ya que la mujer tiene más dificultades que el varón para ejercer su libertad por la sociedad en la que vive.

En conclusión, Simone de Beauvoir insiste en que la autonomía de la mujer hará surgir nuevos modos de vivir la sexualidad, más libre para ellas, lo que posibilitaran relaciones eróticas más equilibradas y enriquecedoras. Simone afirma que no hay ningún tipo de fatalidad en las relaciones homosexuales. Para ella, el ser humano es libertad y realiza su ser mediante su acción y afirma que las relaciones que se establezcan entre determinados individuos serán positivas o negativas dependiendo de la lucidez, generosidad y libertad con que éstas se afronten.

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